Me llena de orgullo y satisfacción traeros una reseña. De hecho, es mi primera reseña que ve la luz en Internet. Felices por siempre jamás fue mi penúltima lectura de 2014, y una de mis favoritas, como habéis podido comprobar en mi Top 10 (2014). 

Mis expectativas eran algo ambiguas, pues había escuchado de todo sobre la novela. Y después de que Lola y el chico de al lado me decepcionara, pues nada podía compararse a Étienne y París ❤, tenía miedo de que Isla también lo hiciera. Entonces vi la videorreseña de Lorena, y me convenció, e hice que Papá Noël me lo trajera estas Navidades. (Mentira, lo compré en Carrefour, y me costó encontrarlo, ¡pero me hice con el último ejemplar!).

Y lo leí. En una noche. Y mi vida cambió por completo. ¡Me encantó! Por dónde empezar...

En primer lugar, se me hizo tan ligero como Un beso en París. De hecho, me reencontré con esa Stephanie Perkins, la que se lee sola y no te das ni cuenta. ¡Gracias al cielo! Lo disfruté tantísimo que no quería parar (y no paré). 

La protagonista, Isla (Aila) es tímida, insegura y soñadora. Identificarme con ella ha sido muy fácil, y también ha ayudado a que la comprendiera y no la juzgara. Esto ha derivado a que me partiera de risa con tonterías que también veo en mí, como hacerse ilusiones con el más mínimo detalle: 

—(...) ¿Crees que es posible que lo de anoche no fuera... un humillante desastre, sino... el primer paso?

— ¿El primer paso de qué?

— Una relación. Kismet, ya sabes.

O que se emocione tantísimo cuando el chico que le gusta le hable.

Los días siguientes me resultan completamente desconcertantes.

Josh sabe que existo.

A pesar de esta personalidad tan "adolescente", se trata de una historia de amor evolutiva, y para nada de un instalove, pues los personajes también maduran y con ellos lo hace su relación.

Uno de mis personajes favoritos de la novela es Kurt, el mejor amigo de Isla, quien tiene síndrome de Asperger, pero eso no es lo que lo hace tan especial, si bien su personalidad pueda estar influída por ello. Sus aspectos singulares, como la necesidad de encontrar siempre el Camino Correcto, o que sea tan literal (algo que provoca situaciones desternillantes) lo hacen un personaje secundario muy achuchable. 

Otro aspecto que me encantó fue el guiño a las demás historias (Un beso en París y Lola y el chico de al lado). Me emocionó tanto que lloré (de felicidad). No es difícil hacerme llorar, pero de felicidad... eso es otra cosa. No pasa tan amenudo.


En conclusión, es el final perfecto para cerrar esta serie de libros. Sin emabargo,  me gustaría que Stephanie Perkins escribiera la historia de Meredith, no porque piense que deba juntarla con nadie, sino porque ella también se merece una novela. 


Así pues, le doy 5/5 estrellas.