Qué alegrÃa vivir sintiéndose vivido. Rendirse a la gran certidumbre, oscuramente, de que otro ser, fuera de mÃ, muy lejos, me está viviendo. Que cuando los espejos, los espÃas, azogues, almas cortas, aseguran que estoy aquÃ, yo, inmóvil, con los ojos cerrados y los labios, negándome al amor de la luz, de la flor y de los nombres, la verdad trasvisible es que...
Esparce octubre, al blando movimiento del sur, las hojas áureas y las rojas, y, en la caÃda clara de sus hojas, se lleva al infinito el pensamiento. ¡Qué noble paz, en este alejamiento de todo; oh prado bello que deshojas tus flores; oh agua frÃa ya, que mojas con tu cristal estremecido el viento! ¡Encantamiento de oro! Cárcel pura, en que el cuerpo,...
...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel...
Vino, primero, pura, vestida de inocencia. Y la amé como un niño. Luego se fue vistiendo de no sé qué ropajes. Y la fui odiando sin saberlo. Llegó a ser una reina, fastuosa de tesoros... ¡Qué iracundia de yel y sinsentido! ...Mas se fue desnudando. Y yo le sonreÃa. Se quedó con la túnica de su inocencia antigua. Creà de nuevo en ella....
El pasado martes, mi profesora de FilosofÃa me dio una noticia espantosa con relación a la entrada anterior: no se puede inculcar la empatÃa en personas adultas. Como el habla o la capacidad de andar sobre dos piernas, los humanos solo podemos ser educados para la empatÃa los primeros años de vida. ¿Qué futuro nos espera teniendo lÃderes y personas poderosas sin empatÃa...
...Yo aquà me despido, vuelvoa mi casa, en mis sueños,vuelvo a la Patagonia en dondeel viento golpea los establosy salpica hielo el Océano.Soy nada más que un poeta: os amo a todos,ando errante por el mundo que amo:en mi patria encarcelan minerosy los soldados mandan a los jueces.Pero yo amo hasta las raÃcesde mi pequeño paÃs frÃo.Si tuviera que morir mil vecesallà quiero...
La causa del mal es la falta de empatÃa. Entonces, pues, ¿cómo podemos inculcarla desde la cuna? ¿Y qué hacer con las generaciones en el poder que carecen de ella? ¿Dejamos que manden a la mierda el mundo? La máxima forma de maldad es la guerra, ya que quienes carecen de empatÃa mandan a miles de personas a matarse unas contra otras sin...